La llegada de un bebé es un momento de inmensa alegría y cambios profundos. Sin embargo, para muchas mujeres, este período también puede venir acompañado de una sombra: la depresión posparto (DPP). A diferencia de la tristeza o el "baby blues" que suele desaparecer en las primeras dos semanas, la DPP es una condición médica más grave que requiere atención.
A continuación, desde TeaR Gabinete de Psicología, nuestros psicólogos y psicólogas en Vigo, Ourense y Pontevedra te cuentan cómo reconocer sus síntomas, el primer paso para buscar la ayuda necesaria.
Más allá del "baby blues": ¿qué es la depresión posparto?
Es normal sentir altibajos emocionales después del parto. El "baby blues" se caracteriza por cambios de humor, llanto fácil, ansiedad y dificultad para dormir, pero generalmente se resuelve por sí solo a medida que el cuerpo se recupera y las hormonas se estabilizan.
La depresión posparto, en cambio, es una forma de depresión clínica que suele iniciarse en las semanas o meses posteriores al parto, e incluso durante el embarazo. Sus síntomas son más intensos, duraderos y pueden interferir significativamente con la capacidad de la madre para funcionar y cuidar de sí misma y de su bebé.
Señales de alarma: síntomas a los que prestar atención
Si bien la depresión postparto puede manifestarse de diversas maneras, existen síntomas clave que actúan como señales de alarma y justifican buscar una evaluación profesional:
- Tristeza persistente y llanto frecuente. Un sentimiento abrumador de tristeza que no mejora y lágrimas que brotan sin razón aparente.
- Pérdida de interés o placer. Desinterés por actividades que antes disfrutaba, incluyendo interactuar con el bebé o la pareja.
- Cambios en el apetito o el sueño. Comer mucho más o mucho menos de lo habitual, o tener problemas para dormir (insomnio o hipersomnia).
- Fatiga extrema y falta de energía. Sentir un agotamiento constante que no mejora con el descanso, incluso cuando el bebé duerme.
- Irritabilidad y ataques de ira. Cambios de humor drásticos, impaciencia y dificultad para controlar la frustración.
- Sentimientos de culpa o inutilidad. Pensamientos negativos sobre ser una mala madre o no estar a la altura de las expectativas.
- Ansiedad severa o ataques de pánico. Preocupación excesiva, nerviosismo y episodios de miedo intenso, a veces con síntomas físicos como palpitaciones o dificultad para respirar.
- Pensamientos de autolesión o de hacer daño al bebé. Aunque infrecuentes, estos pensamientos son una emergencia y requieren atención médica inmediata.
¿Buscas ayuda? Contacta con nuestros psicólogos en Vigo, Ourense y Pontevedra
Si experimentas varios de estos síntomas y persisten por más de dos semanas, o si sientes que tu estado de ánimo interfiere con tu vida diaria y tu vínculo con el bebé, es hora de buscar ayuda.
En TeaR Gabinete de Psicología contamos con psicólogos experimentados en lidiar con este tipo de casos. Contáctanos y reserva una consulta previa en nuestros centros en Vigo, Ourense y Pontevedra.